martes, mayo 23, 2006

LAS VIOLETAS


Si yo hoy le nombro la esquina de Medrano y Rivadavia, a Ud. no le va a parecer un lugar lejano. Se podría decir que “está acá cerquita”. Pero allá por 1880, era un lugar “donde el diablo perdió el poncho”.Allí, le repito el lugar, Medrano y Rivadavia, se instaló una confitería, con doradas arañas y mármoles italianos. Le estoy hablando de la confitería Las Violetas. El día de la inauguración, un 21 de Septiembre de 1884, hasta el ministro Carlos Pellegrini, quien fuera más tarde presidente del país, se hizo presente transportado por un tranvía especial acompañado por muchos de sus distinguidos amigos. Sus mesas fueron lugar de encuentro de artistas y escritores entre ellos Roberto Arlt y politicos de la época.Pero es alrededor de la década de 1920 cuando se construyó el actual edificio. Con sus vidrieras y puertas de vidrios curvos, sus vitrales franceses y sus pisos de mármol italiano. Los vitrales restaurados fueron concebidos para adornar y alegrar el ambiente grato de un café de aquellos tiempos, donde la gente iba a pasar momentos de esparcimiento en un ámbito selecto.
Les cuento una anécdota del lugar. Pascual Contursi y José Martínez solían reunirse en “Las Violetas” junto a otros amigos. En ese entonces, los dueños de la confitería eran Enrique Costa y Julio Roca. Contursi y Martínez, que ya habían compuesto el tango “De vuelta al bulín”, compusieron el tango “Ivette”, y como tenían unas deudas con los dueños del local, les hicieron firmar parte de la música. En la mayoría de las ediciones figuran Enrique Costa y Julio roca como compositores musicales de ese tango.
El edificio fue declarado “Lugar histórico de la Ciudad” en 1998 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Durante varios años el lugar permaneció cerrado y semiabandonado. Por suerte, no perdimos ese lugar de encuentro. La restauración del edificio, sus componentes y los vitrales comenzó en Enero de 2001, y terminó en Junio del mismo año.

ALMAGRO

Como cada vez que nos encontramos, “Con Tango, Historias” hace hoy un nuevo recorrido por la Ciudad de Buenos Aires. Y en el paseo, nos detendremos en un barrio con personalidad, donde convivieron tango, poesía, conventillos, quintas, caudillos políticos, circos, mataderos, fábricas y hasta la iglesia más bonita de Buenos Aires: Almagro.

Cuenta el Dr. Carlos Manuel Trueba, representante de la Junta de Estudios Históricos del barrio de Almagro que cuando en 1834 el Gobierno de Rosas dispuso abrir un camino recto por el centro de lo que fuera la quinta de don Carlos Dos Santos Valente, comenzaba a gestarse lo que hoy se conoce como el barrio de Almagro.
Al abrirse dicho camino recto, quedó definitivamente trazada la Av. Rivadavia. Como consecuencia de la apertura de ese camino, la mencionada quinta quedó dividida en dos partes, la parte sur fue adquirida en 1838 por Miguel Angel Rodríguez y la parte norte fue adquirida en 1839 por Julián de Almagro.
La presencia de Julián de Almagro, rico comerciante, hizo que la zona fuera conociéndose con ese nombre, como por ejemplo la "Quinta de Almagro", nombre que se generaliza aún más cuando una de las estaciones del Ferrocarril del Oeste, hasta La Floresta, se llamó precisamente "Almagro" en agradecimiento por la donación que hizo Julián de Almagro de los terrenos para la instalación de esa parada.
El incesante incremento de la población de Buenos Aires y de sus vecindades, motivado por la generosa inmigración que se instaló en el país a partir de mediados del Siglo XIX, creó la necesidad de subdividir en parcelas más pequeñas las quintas que se encontraban instaladas en las afueras del centro de Buenos Aires, lo cual creó la necesidad de abrir nuevas calles y avenidas, de instalar escuelas e iglesias. El comercio y la industria tuvieron un importante crecimiento, todo lo cual se evidenció con gran fuerza en lo que hoy se conoce como el barrio de Almagro.
En la Quinta de Almagro, en Rivadavia y Medrano, se encuentra hoy “Las Violetas”, una de las más distinguidas confiterías, que fue inaugurada en 1884.
Las quintas de Almagro eran famosas, de familias que vivían o pasaban allí una temporada de descanso, gozando de árboles frutales, huertas, animales de corral y grandes espacios verdes.
Al principio Almagro estuvo poblada por vascos y luego por italianos. Fueron famosos los conventillos del lugar, como "La Cueva Negra", habitada por gente de raza negra; el de "María la Lunga" en Castro Barros 433 y otros donde se armaban riñas importantes entre los vecinos.
Funcionó un matadero que estaba instalado en las calles Río de Janeiro, Cangallo y Lambaré, también una grasería y un criadero de cerdos.

Y decíamos al comienzo, que Almagro tiene la iglesia más bonita de Buenos Aires: la Basílica de María Auxiliadora y San Carlos Borromeo: de estilo neorromántico- lombardo, en cuyo interior sus anchas columnas que forman rayas de ladrillos a la vista, recuerdan a la Catedral de Siena y se encuentra en Quintino Bocayuva 144.

En Almagro han vivido muchos personajes importantes:
- Don Manuel Aparicio: caudillo mitrista, el más popular del comité que estaba ubicado en Bartolomé Mitre 3880.
- Pedro Bidegain: famoso caudillo radical, habitó el barrio y desarrolló en él numerosas tareas siendo desde obrero ferroviario hasta diputado nacional. Se desempeñó como gerente del matadero, fue dirigente de fútbol y presidente del Club San Lorenzo de Almagro, escribió el libro "Mi Radicalismo" hasta ser confinado a Ushuaia después de 1930. Un pasaje del barrio lleva su nombre.
- Luis Angel Firpo: el gran boxeador llamado "El Toro de las Pampas".
- José González Castillo: dramaturgo, vivió en Lezica 4278 en "La Rosada".
- Carlos Gardel: hizo sus comienzos en un café de la zona donde cantaba desde muy joven.
- Luis Arata: actor.
- Los hermanos Cantoni.
- Alfonsina Storni: quien vivió en una pensión de Potosí y Bulnes.
- José Betinoti: payador, vivió en Quintino Bocayuva 567.
- Osvaldo Pugliese: fue uno de sus más ilustres vecinos, quien impulsó a la existencia de "La Casa del Tango", de Guardia Vieja 4049, que tiene una Fundación de ese nombre, que es hoy un orgullo porteño.
- Sebastián Piana: vivió en el pasaje Bogado.
- Antonio Sassone: escultor y pintor, vivió en la zona, en la esquina de Belgrano y Boedo.
- Doña. Clara Arrieta: una de las personas más activas en acciones comunitarias del barrio, quién vivió en Hipólito Irigoyen y Boedo, en el mismo edificio donde habitaban los padres del Arturo Frondizi y el Brigadier Carlos Bosh. - Dr. Juan B. Justo: vivió en Liniers y Estados Unidos, médico, escritor, organizador del movimiento socialista y fundador del semanario "La Vanguardia".

CHACARITA


Hoy, Con Tango Historias da una vuelta por Chacarita, un barrio tranquilo, de calles arboladas y casas antiguas. Es un barrio bajo, con algún edificio moderno, muchas casonas y “departamentos pasillo”.

Se podría decir que Chacarita es un barrio de contrastes, por un lado “la paz del cementerio” y por otro el bullicio y el movimiento de la estación terminal del ferrocarril Federico Lacroze.

Las tierras de este barrio pertenecieron antiguamente a los jesuitas que tenían allí grandes chacras. El nombre “Chacarita” proviene del diminutivo de “chacra”. Cuando en 1767 los jesuitas fueron expulsados, la zona fue loteada.

En la década de 1820, el ministro de gobierno Bernardino Rivadavia hizo un experimento de colonización en Chacarita. Con los inmigrantes alemanes creó una colonia y la llamó Chorroarín, pero el experimento fracasó y lo único que perdura es el nombre “Chorroarín”, hoy en una de las avenidas de la zona.

Más tarde la Chacarita volvió a ser un lugar de huertos y sembradíos. Decenas de agricultores se afincaron allí para producir hortalizas, cereales y “paja de Guinea”, esta última utilizada por los morenos escoberos.

Pero a este agradable lugar llegó la muerte en 1871 cuando la locomotora “La Porteña” depositó en el pequeño Cementerio del Oeste su triste carga de víctimas de la fiebre amarilla. Hoy ese pequeño cementerio se convirtió en un cementerio de 10.000 ha, el más grande y popular de la ciudad. Muchas personalidades fueron sepultadas allí y muchos tienen preciosos monumentos, como Alfonsina Storni, Agustín Magaldi, Quinquela Martín, Carlos Gardel. También hay una réplica de “La Piedad” y un “Cristo Yacente”. Su entrada principal muestra 28 columnas de estilo dórico-romano, del arquitecto Juan Buschiazzo.

La actual Escuela Nacional de Educación Técnica Nro. 34 fue la casa quinta de la Familia Comastri, más conocida como “El Mirador Comastri”. En esa casa durmieron Roca y Pellegrini. El Sr. Comastri era visitado por el Gral. Mitre y por el Dr. Alem .

Y en la Chacarita se encontraba también la fábrica de acordeones artesanales del italiano Juan Anconetani, en Guevara 478, muy famosos no sólo por su calidad sino también porque sus hijos fueron muy buenos violinistas.

Frente al Cementerio, se aprecia el Grupo Escultórico Los Andes, realizado por Luis Perloti, que representa a tres razas indígenas argentinas: los onas, los calchaquíes y los araucanos.

El Club Chacarita Juniors nació en el café “La Curva” y su sede social fue el Centro Socialista de la Av. Córdoba y Dorrego. Hoy, el estadio se encuentra en el Partido de San martín y su sede en la calle Teodoro García.

El Parque “Los Andes”, en Av. Corrientes y Dorrego, fue inaugurado en 1941, y allí se pueden ver muchas variedades de árboles como tipas, plátanos, acacias blancas y hasta un hermoso aguarubay. Los fines de semana hay una feria de objetos usados.

Los habitantes de Chacarita recuerdan el “Recreo y Glorieta La Florida”, donde por 40 centavos se tomaba un riquísimo chopp de cerveza acompañado de 24 platitos con diferentes picadas.

También recuerdan al café “La Reforma”, visitado por los simpatizantes de Chacarita. A la pulpería “La Tapera” iban los que querían jugar a las bochas.

Entre los personajes famosos vinculados con el barrio, podemos mencionar al músico de jazz Enrique Varela, a Miguel Cané, quien fue el primero en citar las casas de campo en su “Juvenilia”, a Vicente Loduca, autor del tango “Chacarita” y a otros tantos.