sábado, junio 17, 2006

EL COLECTIVO

En un siglo, Buenos Aires y el país vieron surgir, desarrollarse y desaparecer vehículos que constituyeron una fuente de inspiración para tradiciones entrañablemente ligadas a la vida cotidiana.
Los últimos años del siglo XIX marcaron el ingreso de novedosas formas de tracción que habrían de superar al caballo, propulsor indispensable empleado por la mayor parte de los medios de transporte existente hasta entonces. Sólo el ferrocarril pudo desplazarlo.El caballo, entonces, sería el único resto colonial que coexistiría en ciudades que, como la Capital Federal, habrían de dar calurosa bienvenida a los nuevos sistemas.Uno de ellos, el tranvía eléctrico, fue en sus tiempos iniciales reemplazo y a la vez complemento de su antecesor, el de tracción animal.Este había comenzado a prestar servicios regulares, en febrero de 1870, aunque se reconocen dos antecedentes circunscriptos a una función: acercar pasajeros al ferrocarril. Para utilizarlo solo se requería el pago del pasaje .
Un ingeniero norteamericano, introdujo este nuevo sistema originario de Alemania. El 22 de abril de l897, se hizo la primera prueba en Buenos Aires El coche era del tipo, jardinera (abierto a los costados y en los extremos) y circuló por la actual avenida Las Heras, entre la hoy Scalabrini Ortiz y plaza Italia. un tranvía medía casi 11 metros, pesaba aproximadamente 12 toneladas y podía transportar 32, 36 y hasta 40 pasajeros sentados (los parados no tenían límite, porque iban en el techo cuando no había más lugar y las circunstancias obligaban, como, por ejemplo, a la salida de un partido de fútbol).Aunque los argentinos de entonces no lo presentían, simultáneamente comenzó el reinado más prolongado de un medio de transporte urbano en el país. Y otras grandes ciudades, como Rosario, Córdoba, La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Mendoza, y otras tantas adoptaron también al tranvía eléctrico.Luego aparecieron el Trolley Bus y el ómnibus automotor, cuyo primer ensayo fue en la Avenida de Mayo, por la cual, curiosamente, jamás circularían tranvías.Estos ómnibus, de coches abiertos, tipo jardinera, fueron presentados por primera vez al público el 30 de noviembre de 1903.
Eran nafta-eléctricos, tal como hoy son las locomotoras diesel-eléctricas. Pero no rendían lo esperado, ensuciaban mucho el pavimento y tenían que hacer la siesta para recuperar sus bríos. En realidad, dos siestas, porque los detenían entre las 13 y las 14.30, y entre las 17.30 y las 19. Tal vez sea lícito sospechar que tenían sólo una unidad. Lo cierto es que la experiencia fracasó.Solo el 20 de agosto de 1922 apareció una línea capaz de prestar servicios regulares. Pertenecía a Sandalio Salas. Los coches tenían una puerta de ascenso y descenso por la parte trasera, eran azules y blancos y los pasajeros viajaban en asientos longitudinales, de espaldas a las ventanillas. Estaban atendidos por un conductor y un guarda que con toques de silbato le indicaba al chofer cuándo podía arrancar.La empresa, denominada Auto-Ómnibus Metropolitano (AOM) iba de constitución a Retiro pasando por Plaza de Mayo. La buena rentabilidad dio paso a otros pedidos de concesiones y en sólo cinco años la actividad se había convertido en un negocio de tal magnitud que movió a algunas compañías tranviarias a abarcar este nuevo rubro, ya que presentaba una seria competencia.Sin embargo el 24 de septiembre de 1928 los porteños participaban del debut de algo que no implicaba ninguna novedad en cuanto a los vehículos ni a su sistema de tracción. Ni tampoco en la forma de explotación, aunque ciertas variantes lo harían único, a punto tal que en poco tiempo se lo consideró un invento argentino: había nacido el colectivo.Esos taxis con un cartelito que pregonaba una tarifa de 10 y 20 centavos cambiarían la historia del transporte, particularmente en Buenos Aires, en un comienzo, y luego en los suburbios y en las otras grandes ciudades.

VILLA URQUIZA

Con Tango, Historias recorre hoy un barrio que tiene de todo, casas antiguas de una y dos plantas, modernos edificios, calles tranquilas y arboladas y avenidas de rápido tránsito: VILLA URQUIZA, un barrio donde en el verano se puede ver a los vecinos sentados en sillas en la vereda, charlando.

Hace muchos años, la Empresa “Muelle de las Catalinas” tenía la necesidad de rellenar con tierra la zona baja de Leandro N. Alem, y compró un extenso terreno en lo que hoy es Villa Urquiza. Una vez rellenado el lugar, la empresa decidió vender los alejados terrenos y así nació el 2 de octubre de 1887 Villa Catalinas. . Dos anos después, el 13 de abril de 1889 se libró al público la estación Las Catalinas del Ferrocarril Buenos Aires a Rosario.
Al sur de la estación, entre las actuales Bucarelli, La Pampa, Triunvirato y Olazábal, se encontraba Villa Modelo, núcleo también originario, aunque posterior y más pequeño del actual barrio, que por decreto del 16 de octubre de 1901, con motivo de cumplirse el 18 de ese mes el centenario del nacimiento de don Justo José de Urquiza, adoptó para sí el nombre del general entrerriano. El cambio de nombre de la villa se debió a un pedido de sus pobladores.
Villa Urquiza tuvo también su cementerio desde 1875 en el terreno comprendido entre las calles Miller, Monroe y Valdenegro, y las vías del Ferrocarril Bartolomé Mitre. El mismo fue clausurado el 23 de marzo de 1898 surgiendo en parte de esos terrenos la actual plaza Marcos Sastre, cuyos restos habían descansado precisamente en aquella necrópolis.

Villa Urquiza tiene algunas “joyas”, como Villa Sorrento y Villa Biarritz, en Burela al 2100, Villa Isabel, en Mendoza y Andonaegui y Villa Mauricio, en Mendoza al 2000, todas ellas antiguas casonas de la zona.

Un lugar muy característico por la distribución de sus calles, en forma circular, es Parque Chas. La calle Berlín forma un círculo perfecto.Pero las calles de Villa Urquiza no siempre se llamaron como las conocemos. Casi todas cambiaron de nombre en 1904. Por ejemplo, la calle que hoy conocemos como Franklin D. Roosevelt, se llamó Guanacache desde 1893 hasta 1961. Pedro Ignacio Rivera, desde 1904 hasta 1960 se llamó Beredero. Altolaguirre antes de 1904 se conocía con el nombre de Berbeo
La Av. de los Constituyentes: se llama así desde 1904. Se la conoció como Camino a San Martín y Avenida Libertad. Tomas Le Bretón antes era Mar Chiquita y la Av. Congreso era llamada Gral. Bosch.
- En Villa Urquiza hay varios clubes, el Circulo Penacho Azul, el 17 de Agosto, el Circulo General Urquiza, el de Jóvenes Urquiza, El Trébol. Pero hay uno que tiene una historia especial y muy linda: el Club Pinocho, en la calle Manuela Pedraza 5139.
Este club nació por iniciativa de un joven llamado Félix Zugasti, que había leído en una revista española una noticia acerca de la fundación de un club con el nombre del famoso muñeco italiano en cada ciudad de habla hispana. Reunió entonces a unos 10 ó 15 chicos de 10 años y gestionaron ante las autoridades el permiso para fundarlo. La única condición para asociarse al club, era saber contar el cuento de Pinocho.

La Plaza Echeverría es la principal del barrio y un clásico punto de encuentro donde se festejan todo tipo de acontecimientos, especialmente los patrios y se realizan kermeses muy concurridas y con muchos entretenimientos. Esta plaza es más conocida como Plaza Urquiza porque en el centro de la plaza, hay un monumento a Urquiza.

- Cine Teatro 25 de Mayo: Inaugurado el siglo pasado a fines de la década del 20. Un grupo de empresarios del barrio de Urquiza decidió construir un Cine Teatro que estuviese a la altura de los mejores escenarios de la época. Fue así que en el solar de la Avenida Triunvirato 4440, en menos de un año nació el "25 de Mayo" a un costo total de $ 300.000 de esa época El salón principal contaba con espaciosos balcones en el primer y segundo pisos , la capacidad de la sala albergaba 1500 espectadores. La decoración interior constaba de arcadas de medio punto, columnas jónicas exquisitamente ornamentadas, cúpulas pintadas con motivos alusivos a lo teatral y vitreaux. El frontispicio (hoy intacto) está adornado con seis columnas jónicas que soportan tres imponentes ventanales, rematados por figuras de estilo neoclásico.

Quinta de Tata Dios: ubicada en la manzana ubicada entre las calles Pampa , Triunvirato, Echeverría y Gamarra llamada así porque su dueño había formado una "secta" muy particular, que supuestamente, daba amparo a los inmigrantes llegados a la zona. Allí los adoctrinaba hasta el fanatismo fundando la secta "Los doce Apóstoles". A esta gente la especializaba en los diferentes oficios y empleaba el régimen de la servidumbre. Fueron tanto los abusos cometidos por el "Tata Dios", que terminaron en la cárcel.
- Celedonio Esteban Flores: vivió en "La Siberia" donde escribió "La Mariposa". El tango "96", fue dedicado al tranvía que pasaba por el barrio.
- Jorge Casal: el cantor le dedicó un tango que decía así "Quedará en el pecho de aquel árbol de Burela y Pirán mi corazón... lleno de recuerdos, tradiciones y de olvidos".
- Norah Borges: hermana de Jorge Luis Borges, quien vivía en Pampa y Tronador, era visitada frecuentemente por su hermano, quien fue visitante ilustre de Villa Urquiza. Borges evoca sus calles en Fervor de Buenos Aires.
- Pacífico Lambertucci: pianista y director fue otro personaje, autor del tango "Carne de Cabaret".