martes, julio 25, 2006

VILLA DEL PARQUE

Hoy nos vamos a otro barrio también florido, soleado, tranquilo que tuvo su nacimiento allá por 1906. Hablamos de Villa del Parque. Fue bautizado con el nombre de Ciudad Feliz y los que lo habitan hacen todos los esfuerzos para conservar sus tradiciones.
Es muy residencial, con casas y chalets tipo petit-hotel, acorde con el gusto de sus dueños que eran en su mayoría extranjeros y muy distintas a las casas "chorizo", de tipo italiano, tan comunes en otros barrios de Buenos Aires.Actualmente, tiene edificios de departamentos, no demasiado altos. Se podría decir que es un barrio donde el transeúnte no se siente agobiado ni por los ruidos, ni por la altura de los edificios, ni por las multitudes que circulan por él. Es uno de los pocos barrios porteños desde donde se escucha el cantar de los pájaros, se siente el aroma de sus flores y se disfruta la sombra de sus árboles.

En sus comienzos, Villa del Parque fue una zona ocupada por quintas, alfalfares, hornos de ladrillos y animales de todo tipo.
La primera quinta fue la de Don Antonio Cambiasso quien instaló su vivienda en la actual calle Campana, más tarde sobre Cuenca, donde ahora se encuentra el Banco de la Provincia de Buenos Aires.Esa casa fue el orgullo del vecindario para quienes significaba un trozo de historia pero, muy a pesar de ellos, la demolieron.
Varios pasajes que hacen característica a esta zona, le dan un toque muy especial, como consecuencia de dividir en dos a las manzanas. Esto se hizo para que económicamente sea más rentable, pues contaban con más frente a la calle y también para aumentar los espacios verdes. Son de veredas angostas, bien arboladas y algunos de ellos, como el Granville, tienen tantos canteros sobre su calzada que en él no pueden transitar los vehículos.
Dentro de Villa del Parque coexistieron otros barrios, como Villa Sahores, en el triangulo que hoy ocupa la Av. San Martin, Alvarez Jonte y Empedrado, muy famoso el lugar por sus bailes de Carnaval.
En la zona de Nazca, Alvarez Jonte, Nogoya y Av. San Martin, Villa Juncal, un lugar paradisiaco por lo pacifico, de casas bajas.
Entre Alvarez Jonte, Teodoro Vilardebó, Santo Tomé, Arregui y Lascano, el sub-barrio Dr. Fernando Ciarlo.
Y por ultimo, la zona del Hogar Obrero, con un sinfín de viviendas construidas para sus asociados.
Muchos ingleses poblaron Villa del Parque, y era frecuente verlos jugar al fútbol en una canchita de Beiro y Helguera.La Iglesia de Santa Ana es una de las bellezas arquitectónicas del barrio; en su fachada se aprecia la mezcla de estilos clásico y romántico. Cuatro columnas corintias adornan su frente y tiene una torre con una cruz de hierro forjado.
La Capilla de la Santísima Virgen Niña constituye el centro de la vida religiosa del barrio. La congregación se instalo en 1912 y gracias a la tenacidad y a la colaboración de benefactores como los Cambiasso y el Dr. Emilio Lamarca, lograron fundar un colegio y el Ateneo.

Fue en Terrada 2140 donde vivió Mariano Mores y donde se inspiro para componer su extraordinario “Cuartito Azul”. Ya todos conocemos bien la historia, al carecer de recursos, Mores pintaba el cuarto con cal y azul para la ropa. Esta pintura se descascaraba con gran facilidad y por eso Mores tenia que repintar cada mes. La casa se conserva y parece que también allí se inspiro para componer “En esa tarde gris” y “A quien le puede importar”.

El pianista Sebastián Piana, y Horacio Salgan solían tocar como numero vivo o acompañaban las películas mudas en Helguera 3262, en el cine Universal.

Y claro, Villa del Parque también tiene sus historias. En este caso una historia de amor y tragedia : la del “Castillo de los Bichos”, también llamado Palacio de Villa del Parque, una mansión de 5 pisos en las calles Campana al 3200. Todo tipo de animales e imágenes grotescas adornaban sus paredes y cornisas. Fue un noble italiano quien la mando construir para regalársela a su hija en el día de su boda. Lucia, la única hija, había conocido a un violinista, Angel Lemos, y nació el amor. Se casaron el 1 de abril de 1911 y tuvieron una fiesta con cientos de invitados. Ya a la madrugada, la pareja advirtió que el auto que debía trasladarlos se encontraba cruzando las vías y al dirigirse a el, un tren los arrollo. Los padres de la novia, volvieron a su país abandonando el castillo, que estuvo deshabitado muchos años, temido por los vecinos que afirmaban que todas las noches un fantasma solía pasearse por las vías del ferrocarril. Lo cierto es que el fantasma desapareció una noche y hoy el castillo es una casa de te y recepciones.
También cuenta la leyenda que allá por 1907 un señor de apellido Lanus tenia un terreno en Av. San Martin y Nogoya y que contrato a tres obreros para que demolieran una antigua casa ya que quería construir una nueva. Los obreros trabajaron un tiempo hasta que desaparecieron sin dejar rastro. Solo quedo un gran pozo abierto de manera especial. Todos empezaron a decir que los obreros habían encontrado un tesoro lleno de monedas preciosas de distintos orígenes. El Sr. Lanus hizo la denuncia policial para que el tesoro le fuera devuelto, pero... nunca tuvo noticias.
Hermoso lugar Villa del Parque. Como hermosas son también sus historias.

En este nuevo paseo de Con Tango, Historias, los invitamos a recorrer “El jardín de la Ciudad”. ¿Ya sabe de que barrio vamos a hablar hoy? De Villa Devoto.
Con más árboles que cualquier otro barrio de la ciudad, Devoto nos muestra hermosas casas de amplios jardines cubiertos de flores de bellos colores.
Las calles de Devoto son silenciosas. Caminar por esas veredas por donde el sol se cuela entre las hojas de los árboles, hace respirar un aire distinto. Será por eso que quienes nacieron o crecieron en Devoto no lo cambian por ningún otro barrio. Pareciera que el apuro y los ruidos del resto de la ciudad no llegan aquí.
El barrio se llama así en homenaje a Don Antonio Devoto, un italiano dueño de esas tierras, poseedor de una de las fortunas más grandes del país y de Sudamérica. Este hombre ayudó mucho a Italia durante la primera guerra mundial, y por ello el Rey Víctor Manuel III le otorgó el título de Conde.
Construyó en la Villa la mansión más grande y lujosa que se conociera en esa época, conocido como Palacio Devoto en la cual se alojó el príncipe Humberto de Saboya en su visita a Buenos Aires. La mansión fue construida sobre la Av. Nacional (hoy Salvador María del Carril) y ocupaba una superficie de 10.238 metros cuadrados. La orfebrería del palacio era de bronce y plata, la pintura de los techos descansaba sobre fondos de oro, los hierros eran forjados en Italia y los mosaicos todos fiorentinos. Sin embargo, nunca pudo ser habitado por su dueño, porque murió en 1916, antes de terminada la obra. Como Devoto no dejó descendientes, nadie quiso comprar esa mansión pues sus líneas arquitectónicas no correspondían con el común de las casas de la zona.
El palacio era tan enorme y caro, que no existían en la Argentina compradores para él, finalmente fue demolido en 1938 y se hace un loteo del predio. Cuenta la leyenda que Don Antonio Devoto, durante la obra, enterró allí una enorme fortuna. Esa fortuna nunca apareció.
Mejor suerte corrió la primera casa que habitara Antonio Devoto, que ocupa la manzana comprendida en las calles Salvador M. Del Carril, Gualeguaychú, Nueva York y Mercedes donde actualmente funciona una escuela que lleva su nombre. Esta manzana se encuentra frente a la Plaza Arenales y los terrenos necesarios para esa plaza y para la estación del ferrocarril también fueron donados por Don Antonio.
Entre las tantas residencias destacables de la época hay una cuyo exterior aún se conserva y es la "Casa de la Villa", de estilo itálico. Tiene preciosos jardines muy bien diseñados, con enrejado de la época y una perfecta iluminación nocturna. Actualmente es usado como salón de fiestas.Todavía se conserva parte de lo que fuera la quinta del inglés John Hall, famoso por su invernadero de orquídeas, las mejores a nivel internacional. Este inglés se dedicó al comercio de té y de whisky al por mayor con un gran éxito comercial. Enamorado de la zona se afincó en el lugar , muy solitario, no formó familia, pues aseguraba que el casamiento sería una traba para el cuidado de sus orquídeas. Era anglicano pero aquí se convirtió al catolicismo, siendo un ferviente devoto al punto que habilitó una capilla que fue el primer sitio de oración pública frente a su casa de Habana y Bahía Blanca. Su Villa fue frecuentada por ilustres personalidades como el general Roca, el Príncipe de Gales, el doctor Marcelo T. De Alvear. Murió en 1936 donando su fortuna al personal de servicio y su residencia a la Universidad de Buenos para fundar allí la escuela de botánica. Fue sin duda un gran benefactor y hoy funciona en el lugar el Instituto de Botánica y Zoología de la UBA y la Escuela Menor de Floricultura y Jardinería que lleva su nombre.

En Villa Devoto, en la calle José Cubas, funciona desde 1915 la Facultad de Teología, Filosofía y Derecho Canónico. Muy cerquita se construyó el Seminario Menor Metropolitano de Buenos Aires. Allí se forman los seminaristas de la Arquidiócesis de Buenos Aires.

Y el barrio también tiene su parte fea y oscura. Tres manzanas ocupa la Cárcel de Encausados, la Cárcel de Devoto. El edificio es feo, desagradable, y desvaloriza a esta zona de tan lindo barrio.

Cuentan por ahí que en la calle Simbrón al 3800 había una casa de inquilinato donde vivía doña Rosa de Franchini quien cuidó de pequeñito a Carlos Gardel mientras Berta, su madre, planchaba ropa. Cuentan que el cantor visitaba frecuentemente el inquilinato por el cariño que le tenía.
Lindo barrio, Devoto.