BARRACAS

Ya hemos recorrido varios barrios, ¡Y todos los que nos faltan todavía!. Por eso continuamos este viaje imaginario por el barrio de Barracas, un lugar que hace muchos años, más de 100, fue elegido por las familias más prósperas de la Argentina. Los Balcarce, los Montes de Oca, los Alzaga, habitaban lujosas casonas y quintas.
Pero, la epidemia de fiebre amarilla hizo que estas familias aristocráticas se fueran a otros lugares y comenzaron a llegar los inmigrantes, especialmente italianos.
El barrio se convirtió en un barrio popular de gente trabajadora. Aparecieron las fábricas, los saladeros, la curtiembre, el matadero, los corrales y más tarde la autopista.
Lamentablemente, a mediados del siglo pasado, Barracas perdió su furor, las fábricas se cerraron, se inhabilitó la estación de trenes Hipólito Yrigoyen del Ferrocarril Roca y la construcción de la autopista hizo desaparecer muchos edificios y dos plazas.
La actual Av. Martín García era el antiguo camino a Magdalena y Quilmes. Inicialmente nacía en la Plaza Mayor, con la salida de carretas del Puerto por la calle Defensa al Puerto de Navíos.
En Av. Martín García 584 estaba la quinta del Almirante Brown, que fue declarada lugar Histórico en 1948. Guillermo Brown, marino de origen irlandés, fue el creador de la Primera Flota Naval Argentina.
Barracas... barrio con olor a infancia: el perfume de las galletitas, porque en Barracas está la fábrica Canale, con sus dos cúpulas y su revestimiento de mayólicas, también Bagley, sobre la Av. Montes de Oca y la fábrica de chocolates Aguila Saint Hnos.
Los pibes de Barracas juegan todavía a la pelota en la calle Agustín Magaldi, y la calle Santa Magdalena, cuyo piso es de baldosas, es la más angosta de la Ciudad de Buenos Aires.
También hay un pequeño barrio dentro del barrio: es el Barrio Ferroviario, un conjunto de 300 departamentos de tipo inglés Y también es de estilo inglés la estación Buenos Aires del Ferrocarril General Belgrano, toda realizada en madera.
Otro lugar pintoresco de Barracas es el Barrio Monseñor Espinosa, construído por la Acción Católica. Son apenas 60 casas divididas por una franja arbolada que le dan gran frescura y belleza.
Barracas fue la cuna de payadores famosos como César Cantón y Félix Hidalgo. Villoldo, “el papá del tango criollo”, autor nada menos que de “El Choclo” y “La Morocha.
Barracas es el barrio que lo tuyo todo: las barracas, las industrias, los payadores, el camino que conducía a los lejanos pagos del sur, las lujosas residencias de las familias prósperas. Leopoldo Marechal y Ernesto Sábato lo eligieron para sus libros “Adán Buenosayres” y “Sobre Héroes y Tumbas”.
Y hasta tuvo una trágica historia de amor. Donde hoy se encuentra la plaza Colombia, sobre la Av. Montes de Oca, se ubicaba la quinta de Don Martín de Alzaga, quien a los 61 años se casó con la hermosa Felicitas Guerrero, que tan sólo tenía 16 años. Los dos hijos del matrimonio murieron. Felicitas enviudó siendo una joven de 25 años y se convirtió en la viuda más rica y deseada de la sociedad porteña.
Enrique Ocampo se enamoró de ella, pero al no ser correspondido, le disparó a Felicitas dos tiros en la espalda y luego se suicidó de un disparo en el corazón. La joven falleció al día siguiente, 30 de enero de 1872.
Su familia hizo construir la Iglesia Santa Felicitas en honor a su hija, iglesia cuyas campanas sonaron por primera vez el 30 de enero de 1879, después de 7 años de obra.
Santa Felicitas es la iglesia del amor y los fantasmas. Dicen que las campanas suenan solas. Dicen que cada 30 de enero a la medianoche podía verse a Felicitas llorando detrás de las rejas. Los solitarios del amor suelen acudir a agarrarse de las rejas, pues la historia cuenta que si lo hacen, encontrarán el amor.
Y aunque el cura de Santa Felicitas diga que “son puras habladurías”, la historia, aunque trágica, nos atrapa.
