RETIRO
El paseo de cada sábado nos lleva hoy a un barrio que tal vez sea uno de los más pequeños en superficie, pero creo que no me equivoco si digo que es el más transitado: Retiro.
Y digo que es el más transitado porque las tres estaciones de Ferrocarril, la Estación terminal de Ómnibus y de muchas líneas de colectivos, hacen que por Retiro pasen miles y miles de personas por día.
Retiro es un barrio de contrastes: por un lado hoteles lujosos, pisos, departamentos, los palacios, como el de la Cancillería o el Círculo Militar. Por otro lado, la villa de emergencia bajo la Autopista 9 de Julio.
Cuenta la historia que el gobernador Robles ordenó que se edificara una mansión que se llamó “El Retiro”, rodeada de un Fuerte con muchos cañones. Años después ese edificio se vendió a la Real Compañía de Guinea, una empresa de origen inglés que comerciaba los esclavos que llegaban a nuestro puerto. Fue así que el lugar comenzó a tener mucho movimiento y se la identificó como Barrio del Retiro.
Hasta Plaza de Toros tuvo Retiro. Se construyó en el 1800 entre las calles Santa Fe y Marcelo T. De Alvear, Florida y Maipú. Pero el general Díaz Vélez la hizo cerrar, lo que ocasionó la protesta de los aficionados.
El cuerpo de Granaderos, bajo el mando del general José de San Martín fue instruído en el Campo de Marte, hoy Plaza San Martín. Su diseño paisajistico, escultural, y la arquitectura de su entorno la convierten en una de las plazas más atractivas de la Ciudad. Sobre Av. Santa Fe y Maipú se encuentra el Monumento al General San Martín. Sobre la Av. L. N. Alem se encuentra el "Monumento a los caídos en la gesta de las Islas Malvinas y del Atlántico Sur".
Hoy, los turistas recorren el barrio comprando artículos de origen regional, artesanías, cueros, piedras y otros productos.
Si hablamos de edificios, el Complejo Edilicio Catalinas Norte es un dinámico centro con gigantescas torres de aluminio y cristal. El primero de estos edificios, el Hotel Sheraton. Allí donde está el hotel se encontraba el Parque Japonés.
Muy cerca están las oficinas de las compañías Esso, IBM y Techint
La calle Reconquista, diferente a las otras calles de Retiro, tiene un saborcito árabe y griego. Y digo “un saborcito” porque en sus panaderías se encuentran riquísimos postres y comidas de estas nacionalidades.
La Calle Florida, 10 cuadras peatonales la convierten en una calle comercial y cultural capaz de competir con las mejores de Roma o París. Por Florida pasaron ejércitos y comparsas. La Galería Pacífico, en Florida 753, es uno de los centros comerciales más elegantes del país. En 1945, cinco pintores muralistas argentinos plasmaron sus obras en los 450 metros cuadrados que ocupa la cúpula central. Estos artistas fueron Lino Spilimbergo, Demetrio Urruchua, Manuel Colmeiro, Juan Carlos Castagnino y Antonio Berni. Los murales debieron ser restaurados por primera vez en 1978 bajo la dirección de Antonio Berni, y la segunda en 1991 por un equipo argentino-mexicano dirigido por Manuel Serrano Cabrera.
En Retiro encontramos también la “Torre Monumental”, o “Torre de los Ingleses” en la Plaza Fuerza Aérea Argentina.
El origen de la torre es curioso, cuando Buenos Aires se aprestaba para los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo, todos los países enviaron sus delegaciones, excepto Inglaterra, que se encontraba de duelo por la muerte del rey Eduardo VII. Esta situación fue la que impidió que sus representantes participaran de los festejos y por ese motivo, los residentes británicos decidieron ofrecer al país que los había recibido, un monumento que fue conocido como Torre Monumental o "Torre de los Ingleses". Tiene una concepción típicamente renacentista y fue realizada con materiales traídos especialmente de Inglaterra. De unos sesenta metros de altura, está realizada en tres niveles, pudiendo notarse en el inferior, las escalinatas y un amplio balcón. En la entrada, se aprecia una placa de mármol con la leyenda, "Los residentes británicos al gran pueblo argentino, salud. 25 de mayo de 1910". La torre alberga cinco campanas de bronce, la mayor de las cuales pesa siete toneladas y el carillón, -que marca los cuartos de hora- tres mil kilos. El cuadrante del reloj, tiene un diámetro de 4,40 metros, su péndulo pesa mas de 100 kilos y tiene una longitud de cuatro metros. Fue construido por dos famosos relojeros ingleses y desde que se erigió la Torre, se ha convertido en particular y característico del barrio. En la cima, gira una veleta -de la época isabelina- en forma de fragata de tres mástiles.
En San Martín 1039 se encuentra la Basílica del Santísimo Sacramento. Es una joya arquitectónica de estilo neogótico-romántico. Su magnífica fachada es de mármol blanco y representa al Beato Pedro Eymard junto a 2 Angeles arrodillados. En su interior, el altar mayor es uno de los más grandes de Sudamérica, decorado en onix, mosaico y bronce que se apoyan en una enorme estructura de mármol blanco. Los confesionarios, púlpito y sillería del coro son exquisitas obras de artistas flamencos originarios de Brujas, Bélgica. Es un templo suntuoso, predilecto de los miembros de la alta sociedad porteña.
Los Anchorena, que vivían en el actual Palacio San Martín con 150 sirvientes, hicieron construir en 1920 la Iglesia del Santísimo Sacramento como futuro sepulcro familiar. Uno de los Anchorena se enamoró perdidamente de Corina Kavanagh. Los Kavanagh eran adinerados, aunque no patricios. El romance no fue aprobado por los Anchorena. Y cuenta la leyenda que Corina decidió una venganza arquitectónica: ordenó que en Florida y San Martín se construyera un edificio cuyo único requisito era que impidiera la vista de la iglesia desde el palacio Anchorena, objetivo que aún hoy cumple el edificio Kavanagh. Tal fue la venganza, que para mirar de frente la basílica, hay que pararse en el pasaje “Corina Kavanagh”, según cuenta Eduardo Lazzari, presidente de la Junta de Estudios Históricos del Buen Ayre.
Como ya hemos dicho alguna otra vez, Buenos Aires guarda muchísimas historias y leyendas. Algunas las conocemos, otras nos sorprenden. Y así como vamos recorriendo los barrios, iremos recordando estas historias, algunas misteriosas, otras de amores sin destino.
