martes, abril 18, 2006

SAN TELMO

Hoy vamos a recorrer un barrio muy concurrido, especialmente por el turismo: San Telmo, cuna del arrabal, rincón de payadores, barrio inspirador de artistas.

Inicialmente, el barrio, que también se llamó Altos de San Pedro, fue poblado por personas que se dedicaban a las tareas del puerto. Se instalaron cerca de la Plaza Dorrego y sobre la actual calle Defensa, tal vez la más antigua de la ciudad.
De a poco el barrio fue creciendo, prosperando y se convirtió en residencia de tradicionales familias de la sociedad argentina.

San Telmo tiene su pedazo de historia. Durante las Invasiones inglesas, el barrio fue ocupado por los invasores y en el mismo se establecieron dos hospitales de sangre. En esos tiempos, doña Martina Céspedes tomó prisioneros a once de los doce ingleses que entraron en su hogar. Dije once de doce? Si, dije bien. El número doce se enamoró de la hija de doña Martina y se casaron.
En la época de Rosas, en la calle Chacabuco , se instaló el Cuartel de la Mazorca y su célebre jefe, Ciriaco Cuitriño vivía muy cerca de allí.

Durante la epidemia de fiebre amarilla en 1871, las familias más adineradas abandonaron sus grandes casonas que luego sirvieron de albergue a varias familias de inmigrantes y se transformaron, como ya hemos dicho en otra oportunidad, en “conventillos”.

San Telmo tal vez no es el barrio de los grandes monumentos, sino de las antiguas casas con tradicionales patios y pequeños locales llenos de recuerdos e historia.

La Plaza Dorrego, cada domingo se puebla con más de setenta puestos que ofrecen antigüedades y cosas viejas. Es la Feria de San Pedro Telmo. Allí hay vitrolas, discos de pasta, ropa antigua, alhajas, fantasías, postales, herrajes, lámparas. De todo. Esta Feria es organizada por el Museo de la Ciudad y goza de una identidad reconocida internacionalmente. La Plaza Dorrego ha sido declarada Monumento Histórico Nacional y se la considera el lugar verde más antiguo de la ciudad, obviamente después de la Plaza de Mayo. Pero no sólo pueden comprarse cosas antiguas en la Plaza Dorrego. También se puede disfrutarse del show de los mimos, de los bailarines de tango, payadores y otros artistas.

El Parque Lezama es sindicado por algunos historiadores como el lugar elegido por Pedro de Mendoza para fundar Buenos Aires en 1536. Construído sobre una de las barrancas naturales de la ciudad, en él se encuentra el Museo Histórico Nacional. Dentro del Parque Lezama se encuentran interesantes monumentos, el imponente Don Pedro de Mendoza, el “Cruceiro” típico de Galicia, que indicaba el camino a Santiago de Compostela y donde se depositó tierra de las cuatro provincias gallegas. Y también encontramos el monumento de la confraternidad “Argentino-Uruguaya”, esbelto y majestuoso, que fue donado por la ciudad de Montevideo.
En San Telmo hay varios museos, el Museo de Arte Moderno, el de Cine , el de Títeres, el de Historia Nacional, fundado en 1889, donde no falta nada de la historia de nuestro país.

En Carlos Calvo casi esquina Defensa, en una casa de fines del siglo XVIII vivió Esteban De Luca, militar, poeta y periodista, que participó activamente durante las Invasiones Inglesas como subteniente en el Batallón 3 de Patricios. En ese Monumento Histórico Nacional funciona hoy un concurrido café-restaurante.

También Juan Carlos Castagnino vivió en San Telmo. Pintor de renombre, entre sus obras se destaca la ilustración que realizó del Martín Fierro que publicó en 1963.

En Defensa 1062 se encuentra la casa donde nació Domingo French. Esta casa fue construída en 1762, pero según los historiadores, queda poco en la misma de sus materiales originales.

El Pasaje San Lorenzo, de dos cuadras de largo, en Estados Unidos y Balcarce. Allí se puede visitar la “Galería de Los Patios de San Telmo”, una típica casona del siglo XVIII donde se encuentran ateliers de artistas y artesanos.
Y también en este pasaje, exactamente en San Lorenzo 380, se encuentra La Casa Mínima, la más pequeña de la ciudad, con un frente de apenas 2.20 metros.

Hablar del Viejo Almacén, en EEUU e Independencia, es hablar de San Telmo, de su historia, de anécdotas, de su poesía y sus viejos galpones y amplias construcciones. En 1967 Edmundo Rivero piensa en dedicar el lugar al culto del tango. Así lo hace y luego se convierte en un punto de reunión de los amantes del tango, de fama mundial.

En San Telmo hay muchos locales dedicados al tango y café concerts, pero también hay cafés históricos como el Británico, en Humberto 1° y Defensa, fundado en 1870, tan querido por los parroquianos y tan mencionado en las últimas semanas.

Y San Telmo atesora también una trágica historia de amor. En la Antigua Tasca de Cuchilleros, en Carlos Calvo 319, vivía Margarita, la hija del Sargento Oliden, mazorquero del Gobernador Juan Manuel de Rosas. El padre pretendía que su hija se casara con Ciriaco, jefe de mazorqueros, pero ella se fugó con el payador de quien estaba enamorada, hasta que fueron encontrados por Cuitiño en Luján. Le disparó a Margarita, que volvió a su hogar para morir allí. Hoy, en ese lugar, funciona un restaurante, donde se encuentran expuestas fotografías testimoniales de la historia de la casa.

San Telmo. Barrio cargado de historia. Otro día volveremos a él para contarle más, porque mucho ha quedado por decir.

ANSELMO AIETA

“Con Tango, Historias” nos propone esta vez evocar a Don Anselmo Aieta, un emblemático del tango.
Fue discípulo de Genaro Spósito, el “Tano Genaro”. Sus composiciones y es fácil advertirlo, tuvieron características muy particulares: sobriedad, muy emotivas. Y como en otros casos, encontramos que autores y compositores de nuestro tango fueron sellando, digámoslo así, duplas realmente inolvidables: Pracánico y Celedonio Flores, Juan Carlos Cobián y Cadícamo, Tanturi y Enrique Campos.

En este caso, Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez lograron una afinidad que se transformó en un binomio autoral que perduró en el tiempo.

Don Anselmo Aieta nació el 5 de noviembre de 1896. Ya desde muy pequeño su vocación fue la música. La vida hizo lo llevó alternar esa pasión con otras tareas, claro está muy lejos de esa vocación, para poder encontrar sustento: fue canillita, lustrabotas, repartidor de telegramas. Todo ello le permitió, con 5 años de duro trabajo, comprar su primer bandoneón.
Su carrera comenzó en 1913 en el café “La Buseca” de Avellaneda y luego encontró lugar en el café que estaba en la esquina de Piedras y Cochabamba, para pasar luego a la orquesta de Francisco Canaro. Después tocó en nuerosos lugares en compañía de Agustín Bardi, Eduardo Arolas, Eduardo Monelos, Virgilio R. Carmona y otros músicos que luchaban en pro del tango, en cafés como "Botafogo".
Tuvo orquesta a su nombre con la que actuó en "El Nacional", "Germinal", "Guarany", famosos cafés de la época, en radios, cabarets, clubes e interminables listas de locales. Intervino en la película "Los Locos Del 4º Piso" del año 1937.
Era un adolescente cuando compuso su primer tango, "La Primera Sin Tocar". Después vendrían éxitos formidables como "El Huérfano", "Príncipe", "Alma En Pena", "Carnaval", "Tus Besos Fueron Míos", "Palomita Blanca", "Prisionero", "Mentirosa", "Bajo Belgrano", "¡Qué Fenómeno!", "Tras Cartón", "Trianera", un paso doble, "La Violetera", "Primero Campaneala", "¡Viva La Patria!", "Tan Grande Y Tan Zonzo", por citar primeramente las obras que le grabara Carlos Gardel.
Y a esa lista hay que sumarle "Mariposita", "Suerte Loca", "La Chiflada", "Entre Sueños", "A La Criolla", "Bajo Tierra", "Que Lo Larguen", "Muchachitas De Chiclana", "Aquellos Ojos", "Ya Estamos Iguales", "Pobre Cotorro"... Imposible mencionar todos los títulos de más de un centenar de obras, en todos los ritmo, en los que encontraremos el talento creador de Anselmo Aieta.