miércoles, enero 31, 2007

CARLOS GARDEL

El 11 de diciembre de 1890 nació en Toulouse, al sur de Francia, Carlos Gardel.
Con sólo dos años llegó a Buenos Aires de la mano de su madre y vivieron en el barrio del Mercado de Abasto hasta su adolescencia.
Pronto se convirtió en cantor habitual de reuniones y cafés, y cuando tenía casi 21 años, lo conoció a José Razzano con quien formó un dúo de canciones criollas. Eran "El Morocho" y "El Oriental".
Siguió cantando canciones criollas y hasta grabó quince canciones para el sello Columbia Records, acompañándose él mismo con su guitarra.
En 1917 se convirtió en el primer cantor oficial de tangos y lo hizo estrenando el tango-canción "Mi noche triste". Recordemos que hasta ese momento, el tango era solamente música sin letra. Y ese mismo año filmó y estrenó su primera película, "Flor de durazno".
Hasta que llegó la gira por Centroamérica en 1935: Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curacao y Colombia.
El lunes 24 de junio de 1935 el avión en el que viajaba cayó cerca de Medellín (Colombia) y terminó con su vida en el esplendor de su fama.
Fue enterado en el cementerio porteño de la Chacarita, y su tumba es visitada por admiradores de todo el mundo. La calidad de su voz y su muerte prematura ayudaron a convertirlo en un mito popular.
Pero Gardel se ha convertido en una figura indiscutible de la que no son necesarias reseñas ni alabanzas.
Todo aquel que oyó hablar de tango, lo encontró pegado al nombre de Carlos Gardel.

CELEDONIO FLORES

El extraordinario poeta Celedonio Flores nació en el barrio de Villa Crespo el 3 de agosto de 1896.
¿Cuál es el rasgo que caracterizó su obra?
Podríamos decir que Celedonio Flores plasmó con su pluma el sentido profundo de lo popular. Le puso el signo reo, áspero, a la letra del tango. Por su temperamento, por su sensibilidad, en los versos de muchos tangos que le pertenecen está el lunfardo puro.
Con pel, la letra del tango introdujo sensaciones nuevas: de la protesta al consejo, de la reflexión a la rebeldía.
Horacio Ferrer, a quien solemos recurrir cuando nos entregamos a la evocación de algunas de las figuras del tango, dice, y nosotros nos permitimos rescatar y compartir su definición sobre Celedonio Flores:
"En la dispersa variedad de sus tangos -de sus milongas y de sus poemas- hubo cierta subterránea continuidad como de relato, que hizo de su obra integral, en suma, una suerte de "Martín Fierro" del asfalto":
Desde muy joven, Celedonio Flores fue habitué de los clásicos cafés del barrio que lo vio nacer. En 1914 ganó el primer premio en un concurso del diario "Ultima Hora" , para poetas. Tan sólo cuatro años después aquel poema que llevaba por título "Por la Pinta" se convirtió en el tango Margot cuando el guitarrista José Ricardo lo musicalizó por iniciativa de Carlos Gardel. El Zorzal, Rosita Quiroga y Edmundo Rivero, fueron los tres mayores intérpretes de los tangos compuestos por Celedonio Flores.
Siendo un mozo, con una pinta y un dique que lo havían todo un dandy, incursionó por los rings del boxeo con el seudónimo "Kid Cele". Llegó, en 1923, a la final del campeonato argentino de los plumas pero perdió.
Ya entonces era un suceso "La Mariposa" que escribió sobre música de Maffia, produjo con José Servidio "El Bulín de la calle Ayacucho". Y después otros títulos, tan sólo algunos, porque la lista es interminable: "Carta Brava", "Venite Conmigo", "Mía", "Viejo Smocking", "Por seguidora y por fiel".

CARLOS BAHR

Como lo hacemos habitualmente, desde "Con Tango, Historias" evocamos a quienes han sido compositores e intérpretes del Tango y que han marcado a fuego con sus composiciones distintas épocas de la música que nos identifica a los porteños y más, por supuesto, a todos los argentinos.
Uno de esos compositores fue Carlos Bahr. Junto a otros como Homero Manzi, Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo, José María Contusi, Enrique Santos Discépolo y Francisco García Jiménez, contribuyó a darle al tango un contenido poético de enorme sensibilidad.
En las letras de sus numerosas creaciones hay un sello personal: Hay la emoción, calidez y un léxico directo. Comenzó su variada producción como autor en 1934 y poco tiempo después es que integró junto a ese conjunto de compositores que recordábamos hace instantes, en uno de los autores más fecundos.
Hay una sucesión de tangos que le pertenecen y que surgieron en un lapso, si se quiere, relativamente corto. Tan sólo en algo más de una década, entre 1940 y 1955.
Dónde se pueden descubrir los rasgos de esa excelencia de Carlos Bahr: en "Mañana iré temprano", con música de Enrique Francini, "Si no me engaña el corazón", con Mauricio Mise, "Motivo Sentimental", con Emilio Brameri, "Soledad la de Barracas", junto a Roberto Garza, "Equipaje" y en "Tango y Copas", en ambos casos con música de Héctor Artola o "Corazón no le hagas Caso", con Armando Pontier.
Pero la trayectoria, la creatividad de Carlos Bahr la encontramos también en otros éxitos, sencillamente rotundos: "Es hora de vivir", "Triste Flor de Fango", "La Canción Inolvidable", "Desconsuelo", "No me debes ni te debo".
Hay que admitirlo: es imposible seguir con la lista de composiciones que junto a músicos de igual estatura en lo que a la capacidad poética se refiere, le han dado al tango creaciones inolvidables.