miércoles, mayo 03, 2006

EL TORTONI


El Tortoni es el paradigma del café porteño, pero poco se sabe de sus orígenes. Un inmigrante francés, de apellido Touan, decidió inaugurarlo a fines de 1858. El nombre lo tomó prestado de un establecimiento del Boulevard des Italiens, en el que se reunía la elite de la cultura parisina del siglo XIX.

A fines del siglo, el bar fue adquirido por otro francés: Don Celestino Curutchet, a quien el poeta Allende Iragorri describió como “el típico viejito sabio francés”.

El local era frecuentado por pintores, escritores, periodistas y músicos que formaban la Agrupación de Gente de Artes y Letras, liderada por Benito Quinquela Martin. En mayo de 1926 formaron La Peña y le piden a Curutchet, que les dejara usar la bodega del subsuelo. El dueño aceptó porque, según sus palabras “Los artistas gastan poco, pero le dan lustre y fama al café....”

En este café parece que el tiempo se hubiera detenido. Es parte fundamental de la historia porteña. Es el más antiguo de Argentina. Sus mesas de roble y mármol guardan historia profunda.


En ellas se sentaron Alfonsina Storni, Benito Quinquela Martín, Carlos Gardel, Jorge Luis Borges, Baldomero Fernández Moreno, Luigi Pirandello, Federico García Lorca y Arturo Rubinstein entre otros artistas, hombres de letras y parlamentarios que traspasaron algo de su personalidad a este tradicional café, inseparable ya de la historia de Buenos Aires.

Hoy en día sigue atrayendo turistas y grandes personalidades. Ya sea para tomar un clásico "Chocolate con Churros", tomarse una cerveza de barril o un helado "Leche Merengada", el café de la Avenida de Mayo 825, sigue siendo una costumbre porteña.

Y como no podría ser de otra manera, junto a este emblema de Buenos Aires, a pocos pasos, casi medianera de por medio el Tortoni se une a la Academia Nacional del Tango

Cada rincón de ese Café Tortoni tiene su historia. Quienes hoy están al frente de este monumento porteño son fieles guardianes de sus orígenes, de su historia y de su presente.

Sí un presente que lo encuentra en cualquier hora del día con sus mesas dispuestas al encuentro de amigos. Y, por supuesto, turistas que provienen de otros sitios de nuestro país y extranjeros que al llegar a Buenos Aires parecen saber o mejor dicho lo saben: Si no van al Tortoni, probablemente al retornar a su país alguien les diga: “Entonces no conociste Buenos Aires...”

Porque el Café Tortoni es un símbolo eterno de nuestra Buenos Aires. Y nada mejor que rendirle toda vez que se pueda un homenaje...